sábado, 1 de abril de 2017

EN MEDIO DE UNA CHARLA TRIVIAL



EN MEDIO DE UNA CHARLA TRIVIAL


Después de tanto tiempo otra vez estás acá.

Apareciste

en medio de una charla trivial.

-Vos vivías cerca de la casa del Gallego.

-Sí, yo estaba enamorada de él cuando tenía dieciséis años...

-Ya hace treinta que murió.

-¿Tanto?


Yo estaba enamorada, sí,

aunque no te conocía.

No sabía

nada más que tu cara de rosa de los vientos,

tu cara brújula para navegar mi insomnio.

Era un cachorrito ciego con hambre de piel

y vos te escurrías entre las tablas

de mi guardapolvo blanco,

un  gemido sin nombre,

un caramelo de fuego

degustado a espaldas de mamá y sus sermones.

Me tocaba para tocarte.

Me inventé un cuerpo

para adivinar el tuyo.


No te conocía pero amaba en vos

todo lo que estaba por venir:

la bandera del beso plantada en mis palabras

para hacer el poema del silencio,

los piernas gravitando como planetas dulces

en torno a una espalda y su dominio,

la saliva, el sudor,

los carnavales respirados a dúo. 

Amaba en vos también lo que no fue.

La mano de la vida

bajándole un bretel a la alegría.

Y ese hombro desnudo.


Después de tanto tiempo otra vez estás acá.

Apareciste

en medio de una charla trivial.

No hubiéramos llegado a nada:

renegabas de las chicas complicadas. 

Pero qué bello eras.

Y qué bella era yo.


Qué bella. 




 Arte:  Shannon Bonatakis

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